Glaucoma y la ceguera irreversible

El Glaucoma es una enfermedad ocular que afecta el nervio óptico. No presenta síntomas hasta que está muy avanzado y puede llegar a producir ceguera si no se detecta y se trata a tiempo. Es la principal causa de ceguera en personas mayores de 60 años. Por eso hablamos del glaucoma y la ceguera irreversible

¿Qué es el glaucoma?

El glaucoma es produce cuando algunas o muchas microfibras del nervio óptico mueren como consecuencia del aumento sostenido de la presión en el ojo.

Para entender bien el concepto, tenemos que conocer “cómo ve el ojo”:

  1. Los rayos de luz entran en el ojo atravesando la córnea, la pupila y el cristalino
  2. Seguidamente estos rayos se enfocan en la retina que es una capa de tejidos en la parte posterior del ojo
  3. En esta parte posterior, encontramos las ramificaciones del nervio óptico conectadas a la retina por un lado y al cerebro por el otro
  4. El nervio óptico recoge las señales de la retina y las envía al cerebro quién las interpreta como las imágenes que finalmente vemos

Un ojo sano produce constantemente un líquido incoloro llamado humor acuoso. Está en la parte más externa del ojo y circula entre las cámaras anterior y posterior. Este líquido tiene la función de oxigenar y nutrir las estructuras de nuestro globo ocular. Y también tiene la función de mantener una presión intraocular estable y correcta.
La cantidad de humor acuoso que se produce, y que se inyecta en el ojo a través la Red Trabecular, tiene que ser la misma que se drena del ojo a través de un área llamada Ángulo de Drenaje. Este proceso de renovación y equiparación del humor acuoso hace que la presión del ojo se mantenga estable.

Cuando el ángulo de drenaje no funciona correctamente, la cantidad de líquido o humor acuoso aumenta, y esto hace que crezca la presión interna del ojo. Este aumento de la presión interna es el que afecta y malogra las fibras de nuestro nervio óptico. Cuando las fibras nerviosas mueren, como consecuencia de una presión intraocular demasiado alta, se producen puntos ciegos ya que la información recogida a la retina no llega al cerebro. Entonces hablamos de glaucoma. En el supuesto de que la mayoría de estas fibras murieran acontecería una ceguera total.

Glaucoma: una enfermedad ocular silenciosa y muy peligrosa

Hemos visto que el mayor riesgo de sufrir esta enfermedad es que podemos quedarnos ciegos o ciegas de manera irreversible puesto que, de momento, nuestro nervio óptico es irreparable e insustituible.
Decimos que el glaucoma es una enfermedad ocular silenciosa y muy peligrosa porque cursa sin avisar. Es decir, no hay síntomas que nos adviertan que sufrimos esta enfermedad. No da fiebre, ni dolor, ni disminuye nuestra visión en sus primeras fases. En estas primeras etapas se mantiene la agudeza visual y solo se afecta la visión periférica o lateral. Solo cuando la afectación del nervio óptico es grande, nos encontramos con puntos ciegos y entonces ya es demasiado tarde.
Se calcula que más de un millón de personas sufren glaucoma en España y la mitad de este millón todavía no sabe que la sufre. Dicho esto, no es de extrañar que sea la segunda causa de ceguera a nivel mundial.
No obstante, hay que comentar que es una enfermedad que evoluciona lentamente y que el verdadero riesgo de quedarse ciego o ciega es muy bajo si se hacen las revisiones pertinentes y se trata correctamente.

Grupos de riesgo de sufrir glaucoma

En el momento en que un paciente es consciente de la pérdida de visión, el glaucoma suele estar bastante avanzado. Las fórmulas crónicas de glaucoma pueden tener graves consecuencias antes de que los signos y síntomas nos evidencien que lo estamos sufriendo. Por eso es muy importante conocer quién tiene más probabilidades de sufrirlo.

Todo el mundo puede sufrir glaucoma, sobre todo a partir de los 50 años. Pero hay unos grupos de riesgo tipificados:

  • Personas con una presión interna ocular alta
  • Los mayores de 60 años
  • Todo el mundo que tenga la presión arterial alta
  • Gente con antecedentes familiares de glaucoma
  • Personas que sufran diabetes, enfermedades cardíacas, o anemia drepanocítica
  • Todo aquel que tenga las córneas anómalamente delgadas en su centro
  • Quien sufra miopía o hipermetropía extremas
  • Quién haya tenido una lesión en el ojo
  • Quien haya hecho uso prolongado de esteroides
  • Las personas con problemas circulatorios
  • Ser afroamericano, asiático o hispano

 

Cómo hemos visto, todos y especialmente a partir de los 50 años tenemos probabilidades de sufrir glaucoma, pero si estáis en un grupo de los señalados arriba, es vital que os hagáis revisiones periódicas y completas de vuestros ojos.

Tipos de glaucoma

Hay dos grandes tipos tipificados de glaucoma crónico, a pesar de que podemos encontrar dos más que pueden ser de carácter congénito o pasajero como el glaucoma en niños o el glaucoma pigmentario.

Glaucoma de ángulo abierto

Es el tipo de glaucoma más común y de mayor afectación. Con la edad las células de nuestro cuerpo van envejeciendo y las funciones de los órganos que componen se ven afectadas. En el caso de que nos ocupa, sucede que el ojo no drena el humor acuoso a través del ángulo de drenaje tan eficientemente como debería. Para poner un ejemplo, pasa lo mismo que cuando tenemos el fregadero un poco atascado; que el agua evacúa pero no tan rápido como lo hacía antes.
Si sufrimos glaucoma de ángulo abierto, la afectación de las fibras del nervio óptico será lenta y asintomática. No tendremos pérdidas de visión repentinas, solo pérdida gradual de la visión periférica e imperceptible en las primeras fases. Tampoco hay otros síntomas que nos avise que sufrimos glaucoma. En fases más avanzadas, tendremos visión de túnel donde solo veremos las imágenes del centro del ojo y, en casos extremos y no tratados, ceguera.

Glaucoma de ángulo cerrado

También llamado glaucoma de ángulo estrecho, se produce cuando se bloquea de repente el ángulo de drenaje. En muchas ocasiones es el propio iris del ojo quien produce este bloqueo. Entonces no hay drenaje, ni un poco, por lo que crece mucho la cantidad de humor acuoso en el ojo y, consecuentemente, la presión sobre el nervio óptico aumenta de forma exponencial. Volviendo a nuestro fregadero, es cómo si pusiéramos un tapón en el agujero del mismo, no marcharía ni una gota de agua.

Ente este caso nos encontraremos con:

  • Fuerte dolor de cabeza
  • Dolor en los ojos
  • Náuseas y vómitos
  • Visión borrosa
  • Halos alrededor de las luces
  • Enrojecimiento de los ojos

Prevención y tratamiento del glaucoma

La prevención del glaucoma pasa por identificar si estamos dentro de algún factor de riesgo y:

  1. Hacernos una buena revisión oftalmológica que monitorice las zonas externas e internas de nuestros ojos. Habrá que hacer una dilatación del ojo, para ello tendréis que seguir las instrucciones de vuestro oftalmólogo.
  2. Conocer los antecedentes familiares; el glaucoma es hereditario por lo que si tenemos familiares que lo sufren no tendríamos que esperar a tener 50 años para hacernos la revisión. Valdría decir que, si no tenemos familiares con glaucoma, la revisión anual de nuestros ojos está más que recomendada para descartar ésta y otras patologías oculares.
  3. Emplear gafas protectoras cuando hacemos actividades o haga mucho viento; haber sufrido un traumatismo severo en los ojos es un factor de riesgo.
  4. Hacer actividad física. La actividad física, cuando la hacemos regularmente y, sobre todo por la mañana, ayuda a disminuir la presión general y ocular.
  5. La cirugía de cataratas. Cuando hay ángulos estrechos en el ojo, el iris y la córnea están muy cerca y esto dificulta el drenaje por carencia de espacio. Cuando hacemos una cirugía de cataratas y sustituimos el cristalino por una lente intraocular, el espacio aumenta favoreciendo el drenaje.

 

El tratamiento del glaucoma puede hacerse de diferentes maneras para impedir o retrasar su progresión, pero en ningún caso recuperaremos la visión perdida.

  • Gotas para los ojos. Es el tratamiento más común aplicado al glaucoma de ángulo abierto. Son gotas de uso tópico que hay que ponerse diariamente y para siempre en los ojos. Hacen que baje la presión intraocular bien disminuyendo la cantidad de humor acuoso en el ojo o ayudando a que este líquido atraviese mejor el ángulo de drenaje.
  • Cirugía con láser. Acostumbran a ser cirugías ambulatorias que no tienen mayor complicación ni postoperatorio. En casos de glaucoma de ángulo abierto el cirujano practicará una trabeculoplastia, incidiendo y modificando el ángulo de drenaje para que funcione mejor. En el caso de sufrir un glaucoma de ángulo cerrado, se practicará una Iridotomía, donde la cirugía hará un pequeño agujero en el iris para salvar la obstrucción provocada por el mismo en el ángulo de drenaje.
    Mediante este enlace encontraréis las preguntas más frecuentes sobre el glaucoma y sus respuestas.

Y recordad que la mejor solución es siempre la prevención. En la COP os esperamos para haceros una buena revisión de ojos y descartar ésta y otras patologías oculares que pudierais tener
¡Os esperamos!

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